Áreas de Actuación

América del Sur cuenta con una amplia variedad de biomas que van desde el bosque tropical más grande del mundo, en la Amazonia, hasta los campos fríos de la Patagonia. Todos ellos tienen algo en común: se encuentran constantemente amenazados por los intereses de la industria extractiva a escala mundial. La minería, la extracción de petróleo, la agroindustria, la deforestación, las inundaciones para la construcción de presas hidroeléctricas, y las obras realizadas de manera irregular y no planificada amenazan la biodiversidad y a quienes tradicionalmente viven en armonía con sus territorios tradicionales desde hace siglos. El Fondo Casa apoya las iniciativas de las organizaciones locales que supervisan las obras y proyectos en curso con el objetivo de garantizar que se respeten los derechos de las poblaciones tradicionales.

De acuerdo con el Convenio 169 de la OIT, del cual son signatarios Brasil y otros países de América del Sur, todos los pueblos indígenas y tradicionales tienen el derecho de ser consultados para dar su consentimiento libre, previo e informado, antes de que se tomen decisiones que afecten sus derechos territoriales y su forma de vida. Sin embargo, esto no es lo que ha estado ocurriendo durante la construcción de grandes proyectos de infraestructura y energía en toda América del Sur, especialmente en lo que respecta a las grandes plantas hidroeléctricas, puertos, carreteras, gasoductos y otros. El Fondo Casa apoya las alianzas y los foros que se organizan en pro de la defensa de los derechos de las comunidades que están en riesgo y cuyos derechos fundamentales no se respetan.

La agricultura familiar y la agroecología son soluciones sostenibles que garantizan la producción de alimentos saludables lo que implica cuestiones sociales, políticas, culturales, energéticas, ambientales y éticas. Ya sea en zonas rurales o incluso en grandes regiones metropolitanas, el Fondo Casa apoya iniciativas de comunidades que optan por producir alimentos de verdad desde una perspectiva ecológica.

Los pueblos indígenas tradicionales más ancestrales tales como los quilombolas, los ribereños, los pescadores artesanales y muchos otros, que fueron aprendiendo a adaptarse a los bosques a lo largo de su historia, se caracterizan por ser poblaciones que han existido durante cientos o incluso miles de años, y viven en una comunión armoniosa con su entorno. Estas comunidades poseen una enorme sabiduría y valores culturales inestimables que de hecho se encuentran bajo constante amenaza. A través de una amplia red de aliados, el Fondo Casa Socioambiental apoya proyectos de las más diversas poblaciones tradicionales de América del Sur, tanto en lo que concierne a la protección de sus derechos frente a las grandes amenazas que los acechan, como al fortalecimiento de la autonomía económica y cultural de sus comunidades.

Las ciudades son territorios complejos donde problemas como la desigualdad y la exclusión social, la contaminación de las más diversas índoles, la movilidad y los cambios climáticos se vuelven muy evidentes y afectan directamente la vida de millones de personas. El Fondo Casa tiene un programa específico que apoya iniciativas en ambientes urbanos, el Casa Ciudades. Este programa tiene por objeto estimular las acciones de los grupos locales, la creación de redes y el intercambio de las experiencias de buenas iniciativas, para de ese modo contribuir a la autonomía de los grupos de base y a la construcción de ciudades más democráticas, inclusivas y sostenibles.

El Fondo CASA ha creado una alianza con todos los fondos de mujeres de América del Sur para apoyar a las Mujeres Defensoras del Medio Ambiente. Invertimos en mujeres que luchan por defender sus derechos y los de sus comunidades, por proteger sus territorios, mantener sus culturas y mejorar sus condiciones de vida en un entorno saludable, ya sea en los bosques, en el campo o en las ciudades. Las mujeres también tienen un lugar destacado entre aquellos que se benefician con los proyectos apoyados por el Fondo Casa, y representan el 68% de este público.

En tiempos de cambio climático, cuidar las fuentes de agua dulce es una misión fundamental. La falta de agua ya no es el pronóstico de un hecho futuro, sino una realidad del presente. La deforestación está directamente relacionada con este problema. El Fondo Casa apoya los proyectos que trabajan para proteger los manantiales, ríos y bosques.

Incentivar el desarrollo comunitario es una forma de estimular la sostenibilidad financiera y ambiental de las comunidades que viven de manera tradicional. El turismo comunitario es un buen ejemplo de cómo una comunidad puede compartir su cultura y su forma de vida con el resto del mundo, generando ingresos de manera sostenible y rescatando el orgullo y la pertenencia. Pero también hay muchos otros ejemplos: casas de harina comunitarias que no necesitan intermediarios, cooperativas de panaderas y confiteras, bancos y cajas de ahorro comunitarios, monedas comunitarias y tantos otros.

El Fondo Casa trabaja para fortalecer el tejido democrático de nuestra sociedad, aumentando el alcance de la voz y la capacidad de articulación de los grupos y asociaciones comunitarias que trabajan no sólo con mecanismos de participación política, sino también con estrategias que permitan crear una influencia crítica, además de monitorear y cuestionar las políticas públicas. Apoya a entidades que proponen y demuestran la viabilidad de las alternativas a las políticas sociales y ambientales existentes.

El Fondo Casa apoya proyectos que estimulan la popularización de tecnologías y equipos que permiten que un mayor número de personas tengan acceso a fuentes de energía limpia y renovable. Además de apoyar a las organizaciones que intervienen en el debate sobre las actuales políticas públicas en materia de energía renovable, el Fondo Casa también apoya la implementación de pequeños sistemas de energía fotovoltaica, ya sea en la Amazonia, en el semiárido del noreste o en las grandes ciudades. Estos proyectos tienen por objeto popularizar y desmitificar la tecnología, además de capacitar a la comunidad en lo relativo al mantenimiento de los equipamientos. El Fondo Casa también apoya, por medio de sus programas, la construcción de biodigestores como una solución de energía renovable.

La mejor manera de combatir el cambio climático es asegurar que los bosques permanezcan en pie. Para ello es necesario garantizar que las poblaciones tradicionales sean capaces de hacer frente a todos los desafíos que se les plantean. Estas poblaciones son las verdaderas guardianas de los bosques y, por lo tanto, son las responsables de mantener el clima del planeta. El Fondo Casa también brinda apoyo a proyectos que abordan directamente los efectos producidos por el cambio climático, ya sea en situaciones de adaptación, regeneración y/o resiliencia.